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Patiperros del DCC

Alemania::Jens Hardings Perl


La historia comienza un día cualquiera. Yo estaba como todos los días haciendo mi labor en una de las dos oficinas que tenía NIC Chile en ese entonces escondidas en los costados sur y oriente del primer piso del Edificio de Computación, ahí donde ahora están las salas B-10?. En algún momento entró un profesor que en ese tiempo apenas conocía, Nelson Baloian, y preguntó si me interesaría hacer un doctorado en Alemania. Le respondí que sí me interesaba. Y así comenzó todo. Estaba dentro de mis planes hacer un doctorado y posteriormente intentar suerte como investigador en el DCC. Ya conocía algo del "mundo exterior" (i.e. la vida laboral en el mercado chileno), y había conversado sobre las posibilidades que existen en el mundo universitario, una alternativa que me parecía muy interesante. Y claro, hacer un doctorado en el extranjero además permite conocer muchas cosas nuevas en el aspecto extra-académico, y era algo que ya habíamos considerado con Carolina, quien ahora es mi señora.

El primer paso era conseguirse una beca que permita financiar los viajes, la estada y la Universidad. En el caso de Alemania, el DAAD (Servicio Alemán de Intercambio Académico) es una institución privada que depende de las universidades alemanas y administra la entrega de financiamiento en forma de becas, entre otros. Revisando las condiciones de estas becas, estaba claro que debía comenzar el doctorado en Chile, ya que no se entregan becas completas si existe un programa equivalente en el país de origen. Otras ventajas de comenzar el doctorado en el DCC son que se aprovecha el tiempo que dura el proceso de postulación (un año), y que el doctorado del DCC permite convalidar algunos ramos de Ingeniería. Postulé a una beca "sandwich", que incluye una estada de hasta 2 años en Alemania, haciendo el doctorado en Chile.

Gracias al apoyo del DCC pude viajar a Duisburg, Alemania a visitar la Universidad y el profesor que me guiaría durante mi permanencia allá, y armar en conjunto un proyecto con el cual postular a la beca. Si bien el área en que trabaja el grupo era algo completamente nuevo para mí (enfocado principalmente a la educación: CSCL), me motivó bastante entrar a terrenos inexplorados, sobre todo después de haber visto los proyectos en que han trabajado. Con eso ya hay más que suficiente material para postular a la beca, en sus varias etapas: entrega de los documentos, aceptación de los documentos, pre-aprobación para entrevista personal, entrevista personal y finalmente la esperada aprobación de la beca.

Una vez conseguida la aprobación, comienzan los preparativos: juntar documentos, conseguir traducción oficial, recolectar timbres varios, legalizar la traducción oficial, visa, exámenes médicos, certificados de nacimiento, matrimonio y demases. Es necesario invertir tiempo (y también dinero por cierto) en estos procesos, el período entre la aprobación de la beca y la fecha de partida se hace bastante estrecho.

Tuve la suerte que Nelson haya estado durante un año de profesor visitante en la Universidad donde yo iba a llegar, así que él se encargó de recogernos en el aeropuerto con nuestros ciento y tantos kilos de equipaje y conseguir alojamiento por los primeros tres meses. Cuando regresó a Chile nos cambiamos al departamento que él ocupaba con su familia, donde aún estamos viviendo.

A pesar de que yo haya vivido mis primeros 6 años de vida en Alemania y haber vivido en una familia con costumbres más bien alemanas, el cambio de país se nota bastante, además que también me llegan de rebote las experiencias de mi señora. Las tiendas y supermercados cierran puntualmente a las 20:00 hrs (ahora que han alargado los horarios) y los sábados a las 16:00 (los domingos ni abren, incluidos los pocos malls que hay), lo cual está bien, porque hay que respetar la jornada laboral de los que atienden... Pero para uno que estaba acostumbrado a que un sábado a las 21:30 es buena hora para pasar a comprar alguna cosa al supermercado antes de partir al asado, eso lo pone en serios aprietos. Así que lo primero que uno aprende es a ordenarse, a pedir hora al médico con 3 meses de anticipación y llamar por teléfono antes de ir a hacer un trámite, no vaya a ser que se puede arreglar inmediatamente o haya que anotarse el horario de atención ("los lunes de 11:00 a 13:00, los miércoles de 16:00 a 18:00 y los jueves de 9:00 a 14:00" podría ser uno), si hasta para llevar el auto a revisión es necesario pedir hora. Pero uno se acostumbra más rápido de lo que cree posible. El transporte no sólo es gratis para los estudiantes, sino que además es espectacular, no quiero ni pensar en tener que tomar una micro en Santiago cuando vuelva. Los refrigeradores (y no solo en los departamentos para estudiantes, sino en todos lados) son minúsculos, hay que ir comprando de a pocas cosas, y no todo se compra en el mismo lugar, por lo general uno hace un recorrido por al menos 3 tiendas y/o supermercados hasta tener todo lo que uno busca y a un precio razonable.

Si bien Duisburg no es la ciudad más bonita de Alemania (un conocido, después de preguntar adónde estudiaba se limitó a comentar "Qué fea esa ciudad!", claro que en alemán), está muy bien ubicada. Estamos a 3 horas de Amsterdam, Bruselas y La Haya, a 5 de Paris y Berlin. Posibilidades de excursiones de fin de semana no nos han faltado. Una de las cosas interesantes de Europa es que todo queda relativamente cerca, todos esos lugares históricos que uno escuchó nombrar en el colegio pero que nunca pescó mucho los puede visitar. Nunca había aprendido tanta historia y geografía como en estos últimos meses.

Algo que llama la atención, al menos en Alemania, es cómo todo aún está marcado por la segunda guerra mundial. Si le comentas a alguien lo bonita que es tal ciudad, te va a decir que "claro, porque en la guerra fue una de las pocas que quedó intacta" o "es que la trataron de reconstruir igual a como estaba antes del bombardeo". Hace poco nos llamó una amiga para pedirnos un favor: quería poder pasar la mañana del jueves en nuestra casa porque tenía que evacuar la suya. Iban a desactivar una bomba que encontraron a 300 mts de su casa haciendo una remodelación. Y eso parece ser bastante común, a más de medio siglo de terminada la guerra.

La Universidad es bastante más libre que lo acostumbrado en el sistema chileno. No hay inscripción de ramos: si quieres seguir un ramo simplemente vas a las cátedras y si quieres obtener la aprobación tienes que presentarte al examen final, aunque en algunos ramos también hay controles o más bien ejercicios entremedio. Para obtener el título (de Ingeniero por ejemplo) tienes que conseguir profesores que te evalúen en distintas áreas (puedes elegir dentro de varias posibilidades, de acuerdo al currículo de tu carrera y lo que los profesores estén capacitados y dispuestos a evaluar), juntar todos los requisitos y finalmente conseguir un profesor que te guíe la memoria. Por lo general los profesores tienen un status que los distancia mucho de los alumnos (claro que hay excepciones), nunca se vería a profesores jugando fútbol con(tra) los alumnos por ejemplo. Lo usual es que ellos formen un equipo (académico, no de fútbol) que trabaja con ellos, así que todo profesor tiene su séquito (alumnos, doctorandos, académicos jóvenes) que trabaja en conjunto en el mismo área. Tampoco existe la carrera académica dentro de una universidad: si como académico quieres ascender en la jerarquía tienes que presentarte a otra universidad; ascender internamente no sólo es excepcional, sino incluso mal visto.

En cuanto al idioma, es una barrera importante, más que nada en la vida cotidiana y si vas a tomar clases, ya que la gran mayoría son en alemán (aunque existen algunos MBA por ejemplo que funcionan íntegramente en inglés). Pero en cuanto a investigación, casi toda la literatura está en inglés, y todos los que trabajan en investigación lo hablan bastante bien. Mi beca incluye 6 meses de cursos intensivos en el Goethe Institut en Alemania para los que lo necesitan (a mi no me la asignaron), y después de eso uno se puede manejar lo suficientemente bien para no morirse de hambre ni perderse en el limbo.

Es increíble la variedad (en todo sentido) que existe y se vive en estos países, basta con saber que por acá hacen chistes respecto de la cerveza que se produce en la ciudad vecina. Nosotros en Chile estamos acostumbrados a estar a muchos miles de kilómetros de un lugar donde el español no es la lengua oficial, en cambio aquí viajas un par de kilómetros (47 en mi caso) y estás en otro país donde hablan otro idioma. Si avanzas otros 100 km llegas al siguiente, con un tercer idioma y cultura diferente. Ahora al menos tienen la misma moneda y te das cuenta que estás cruzando la frontera sólo porque hay unos carteles y un par de edificios casi abandonados donde antes funcionaban cosas como casas de cambio y la aduana. Lo interesante de todo esto es que todos tienen sus especialidades, tanto culturales, culinarias, industriales como geográficas que se pueden conocer.

También nos ha tocado vivir episodios excepcionales, como el cambio de moneda al Euro, con toda la logística y consecuencias tanto económicas como culturales, un temblor en un lugar donde se supone no tiembla (y la gente confía ciegamente en que el piso no se va a mover) y las peores inundaciones del siglo. Las reacciones de la gente frente a todos estos hechos son distintas de lo que sería en Chile. Frente a una inundación por ejemplo, un agricultor se lamentaba que en la última inundación el estado sólo le pudo pagar la mitad de sus daños, otra familia que había perdido todas las fotos familiares, uno de los principales problemas era el cerro de muebles que la gente botaba porque se habían mojado y embarrado, y cómo financiar los millones que iba a costar restaurar los manuscritos de los museos, que por ahora están congelados para luego secarlos, o de cómo iba a afectar a la ecología y salud el hecho de que metales pesados o el petróleo almacenado en los subterráneos que llegaron hacia los ríos.

Resumiendo: es una experiencia muy rica, se hace corta (menos de dos años es demasiado corto a mi juicio) y se aprende muchísimo (no solo en el aspecto académico).

Jens Hardings Perl
Septiembre 2002

 

 
 


 
 
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